jueves, 15 de diciembre de 2016

Estuvimos en la Ermita de San Antonio de la Florida viendo los frescos de Goya.






NUEVA VISITA GUIADA GRATUITA  PARA VER LOS CUADROS DE GOYA EN A LA ERMITA DE SAN ANTONIO DE LA FLORIDA.


* EL VIERNES 20-1-2017 A LAS 10 HORAS DE LA MAÑANA, MAXIMO 25 PERSONAS, QUE SE CONCEDERAN POR ORDEN DE INSCRIPCION





Frescos de Goya

Sobriedad de la arquitectura, tanto interior como exterior, cede el protagonismo a pinturas al fresco con pinceladas al temple de Goya El aragonés, como pintor de cámara, fue el encargado de realizar la decoración de la ermita, trabajo que llevó a cabo en seis meses, entre agosto y diciembre del año 1798.Andrea Pozzo (jesuita italiano) tan popular, se acerca más a un visión fantasmagórica y onírica propia de Goya. Todos los frescos se encuadran en la denominada quadratura.
En la bóveda del ábside representó a la Adoración de la Trinidad. Sobre la cornisa recorren los paramentos del templo querubines y ángeles femeninos que sostienen cortinajes. La parte de los frescos que atrae la mirada de los visitantes son las pinturas de la cúpula, donde se encuentra representado uno de los milagros de San Antonio de Padua, en el que trasportado por ángeles a Lisboa (ciudad natal de santo), por la gracia divina hace que un difunto conteste a las preguntas del juez y confirme la inocencia del padre del santo, quien había sido acusado del crimen. La cúpula tiene 6 metros de diámetro.

Las figuras del difunto, los padres del santo y el propio santo sobre una roca están distribuidas por la cúpula. Cerca del óculo se aprecia paisaje, consiguiendo la ilusión de estar a cielo abierto. El pueblo de Madrid observa el milagro: majaschisperos, caballeros embozados... charlan o miran atentamente, apoyados en la barandilla que recorre la base de la cúpula, consiguiendo grandes dosis de realismo, tanto por la perspectiva como por la viveza con la que están representados. Para la elaboración de estos frescos, Francisco de Goya recibió la colaboración de su ayudante Asensio Julià.
Goya utilizó un nuevo camino en su arte con una técnica avanzada, de pincelada suelta y enérgica, con manchas de luz y color y fuertes contrastes, al modo de una aplicación pre-impresionista, que hizo a esta obra la cumbre de su pintura mural. Popularmente se la suele conocer como la "Capilla Sixtina de Madrid".

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